Licence Renewed. Capítulo 5 (I).

5.Camino de Ascot (1ª parte)

Aparte de los grandes torneos de golf, James Bond no se preocupaba mucho por los eventos que todavía constituían los chismes de sociedad y lo que los odiosos columnistas de la prensa rosa llaman "la temporada". No se libraba ni Wimbledon, la regata de Henley ni, incluso, la Royal Ascot. El hecho de que Bond era un acérrimo monárquico no impidió que sintiera serias dudas cuando encendió el Saab en dirección a Ascot en el día de la Golden Cup.
La semana había sido muy completa desde la noche del viernes pasado cuando M había tomado la decisión de colocar a Bond en la órbita del mundo del señor Murcaldy.
En el interior del edificio con vistas a Regents Park, la gente no hacía preguntas cuando había una repentina desaparición de personal, o una actividad frenética que alteraba la rutina de todos los días. A pesar de que Bond fue visto corriendo de una reunión a otra sin siquiera acercarse a su oficina.
De hecho, Bond había trabajado un total de diecisiete horas al día durante este tiempo de preparación. Para empezar, hubo largas reuniones con M, en su gran oficina, recientemente redecorada y ahora dominada por la pintura de Cooper del triunfo de la flota del almirante Jervis sobre los españoles en el cabo de San Vicente en 1797, la imagen había sido prestada al servicio por el Museo Nacional del Instituto de la Marina.
Durante las semanas siguientes, Bond se sintió parte de la escena de la batalla, con los hombres británicos en guerra, detrás de banderas y gallardetes, abriéndose paso entre mares turbulentos, matizados con el resplandor del fuego y el humo de la acción.
Fue bajo esta pintura que M, ante un silencioso Bond, lo puso al corriente de la situación y de las posibilidades que se le ponían por delante, poniendo de manifiesto que Anton Murik había invertido recientemente en todos los negocios que estaban conectados, de una manera u otra, con la energía nuclear, junto con sus peores temores acerca de los posibles planes que pudiera haber urdido el señor de Murcaldy.
-Es el diablo, James- M le dijo una noche, -este hombre Murik tiene un dedo en una docena de lugares del mercado: en Europa, Oriente Medio e incluso de Estados Unidos.- Hasta el momento, M no había alertado a la CIA, pero se resignó al hecho de que esto sería necesario si Bond se veía obligado a operar dentro de las esferas celosamente guardadas de la influencia norteamericana.
En primer lugar, la idea era poner a Bond cerca de Murik como un dispositivo de escucha. Era natural, entonces, que él pasara mucho tiempo con la rama Q, los expertos de la tecnología. En el pasado, había encontrado a menudo aburridos a los hombres que habitaban los talleres y áreas de prueba de la rama Q, pero los tiempos estaban cambiando. En el último año, todo el mundo en la sede había sido encantado por la aparición de un nuevo rostro entre los altos ejecutivos de la rama Q: una mujer alta, elegante, de piernas largas, joven con el pelo trigueño liso y brillante.


Esto, junto con sus grandes anteojos, le daba, de una manera imponente, una personalidad que paradójicamente, combinaba una nubilidad caliente con fría eficiencia. A la semana de su llegada, la rama Q había concedido a su nueva ejecutiva el apodo de Q'ute, ya que incluso en tan poco tiempo se había convertido en el blanco de muchos intentos de seducción por parte de oficiales solteros de todas las edades. Bond se había fijado en ella y escuchó los comentarios que la parte más fría de la personalidad Q'ute era la de sus horas fuera de servicio. Ahora 007 se encontró trabajando cerca de la chica, porque ella había sido designada para organizar el equipo que tendría en la misión e informarle de su uso.
A lo largo de este período, James Bond se mantuvo profesionalmente distante. Q'ute era una chica deseable pero, al igual que muchas de las damas que trabajan en los servicios de seguridad en estos días, ella seguía siendo amistosa con todos y se esforzó en dejar claro que ella era su propia mujer y por lo tanto igual a Bond. Sólo fué más tarde cuando 007 se enteró que ella había hecho un año en el campo antes de tomar el curso técnico de dos años que le proporcionó la promoción a la condición de ejecutivo en la rama Q. A las cuarenta y ocho horas, el equipo de Q'ute había reunido un conjunto de lo que ella llamó "juego de maletas personalizadas". Este consistía en una maleta de cuero, junto con un maletín, de diseño similar, de acero reforzado. Ambas tenían compartimentos secretos e indetectables construidos para albergar toda una gama de equipos electrónicos de sonido y anti-robo; un poco de productos para sabotaje, y algunos artículos más útiles de supervivencia. Estas incluyen un altamente sofisticado dispositivo de escucha, un receptor VL 22H contra-vigilancia y una pluma con alarma, a una frecuencia que se vincula a largo plazo al Sistema de Alerta de SAS 900. Si se activa la alarma se produce una señal de comunicación instantánea con la sede de Regents Park con el fin de pedir ayuda. La pluma también contenía un micro que actuaba como un cuadrangular, por lo tanto, cuando se activaba, la sede podría hacer un seguimiento de su hombre en la misión: un sistema de alarma personal de bolsillo.
Entre el material de sabotaje, Bond llevaría una réplica exacta de su propio encendedor de cigarrillos Dunhill con propiedades especiales. También hubo una linterna llamada "manta de seguridad" que es capaz de generar un haz de alta intensidad lo suficientemente fuerte como para desorientar a cualquier víctima atrapada en su explosión de luz. Y Q'ute le hizo firmar por un par de gafas Nitefinder TH70. Bond no creía que fuera prudente mencionar que estas gafas ligeras ya formaban parte de los accesorios estándar de Sistemas de Control, Inc. que le habían proporcionado para el Saab. Él las había probado a en una vieja y en desuso pista de aterrizaje durante una noche particularmente oscura, condujo el Saab con las luces apagadas y a alta velocidad usando el conjunto de Nitefinder. A través de las gafas el campo de los alrededores de la pista podían ser vistos con la misma claridad que habría experimentado una noche de verano justo antes del crepúsculo.
Así como pasó tiempo con M y Q'ute, Bond se encontró largas horas hablando de armas con el Mayor Boothroyd, el maestro armero. Por instrucciones de M 007 iría armado, algo que no se podía tomar a la ligera en estos días.
Durante los años en que se había hecho una reputación especial en la vieja Sección Doble-0, Bond ha utilizado muchas armas de mano: desde la Beretta E25, que el armero con sarcasmo desestimó como "la arma de una dama" (1), a la Colt Police .38, el Colt .45 automático, la Smith & Wesson Airweight .38 y su favorita: la Walther PPK 7.65mm. transportadas en la famosa funda triple Berns-Martin.Por ahora, sin embargo, la PPK había sido retirada del uso, después de su mala costumbre de atascos en los momentos cruciales. El arma lo hacía con demasiada frecuencia, como en la noche del 20 de marzo de 1974, cuando un secuestrador, con antecedentes de enfermedad mental, intentó secuestrar a la princesa Ana y su esposo, el capitán Mark Phillips. El guardaespaldas de la pareja real, el inspector James Beaton, fue herido y en su intento de devolver el fuego su Walther se atascó. Eso era, pues, al final de esta arma en particular por lo que a la policía británica y a los servicios de seguridad se refiere.

Desde entonces, Bond había hecho la mayor parte de su trabajo, ya sea con la gama Colt .45, que era demasiado pesado y difícil de utilizar en las operaciones encubiertas de campo, o el viejo Cobra .38.A largo plazo el preferido era el revólver Colt corto para uso encubierto. Bond, naturalmente, no dio a conocer el hecho de que llevaba una Magnum Ruger Super Blackhawk .44 en un compartimiento secreto en el Saab.
Ahora, la mente tenía que estar clara para tomar las decisiones en relación con el armamento de campo de Bond, de modo que la batalla iba a ser larga entre Bond y el armero sobre los méritos relativos de las armas. Estaban los argumentos básicos: un revólver siempre es más fiable que una pistola automática; el revólver, sin embargo, tiene el inconveniente de tardar el doble de tiempo para recargar, por lo general con tan solo seis rondas de municiones en su cilindro; también el ir a por el más grande es más voluminosa el arma y mayor velocidad de salida y por tanto la potencia de frenado es menor.
La pistola automática, por otro lado, es mucho más fácil la recarga (la remoción rápida y la sustitución de un cargador en la base de la empuñadura), permite un mayor número de proyectiles por cargador y tiene, es la principal, más potencia de frenado.


Finalmente, fue Bond quien tuvo la última palabra, con refunfuños del mayor Boothroyd. Se decidió por un viejo, pero bien probado y verdadero amigo: la primera Browning de 9 mm fabricada originalmente por Fabrique Nationale-De Guerre en Bélgica de las patentes de Browning. A pesar de su edad, esta Browning tiene el poder preciso de detención. Para Bond, el atractivo reside en su fiabilidad, ocho pulgadas en general y con un cañón de cinco pulgadas. Un arma plana, letal y al principio el diseño de la Browning es realmente similar a la Colt .32 y pesa alrededor de treinta y dos onzas, con una capacidad de cargador de siete 9mm. Cartuchos Browning Long , con la facilidad para realizar una ronda adicional en la recámara.
Bond estaba contento con el arma, sabía de sus limitaciones, y no dudó en dejar a un lado los pensamientos de armas de mano más exóticas de fabricación moderna.
Armas no usadas de todas las marcas, tipos y tamaños estaban contenidas en un increíble almacén. El armero, como si de un tesoro se tratase, trajo uno de los Browning antiguos, todavía en su caja original, con su capa de grasa y envuelto en papel encerado de color amarillo. Toda una hazaña, ya que esta arma en particular desde hace mucho tiempo que dejó de ser fabricada.
El armero conocía a 007 lo suficientemente bien como para no darle una pistola tocada por ningún miembro de su personal. Llevó a Bond a una habitación de la armería, por lo que el arma podría ser limpiada, revisada ​​y probada a fondo por el hombre que iba a usarla . Si Bond había sido programado para hacer un salto en paracaídas, tanto el personal como Q sabían que 007 empaquetaría su propio equipo. Era la única manera de que Bond hiciera el salto. Lo mismo se aplicaba a las armas.
Al final de una tarde, Bond se encontraba en la habitación del armero, concentrado limpiando la grasa de la Browning y se sorprendió cuando la puerta se abrió para revelar a Q'ute con un vestido de terciopelo marrón y excepcionalmente deseable.
-El mayor Boothroyd, -le dijo a Bond, -ha sugerido que viniera a ver la limpieza y preparación del arma.
-¿Por qué debería hacerlo?- Bond apenas levantó la vista hacia la chica, consciente de que la primera vez su actitud fría constituía un desafío directo. Había trabajado duro durante los últimos días: ahora una serpiente sensual se agitaba en el fondo de su mente. Q'ute haría un socio de descanso para la noche.
Q'ute se sentó sobre la mesa de trabajo, después de haber elegido una zona limpia de la madera.
-El armero me está dando un curso de armas, cuando estoy fuera de servicio.- Le dijo ella. Por primera vez, Bond notó que la voz de Q'ute era más gutural que siempre.
-Yo no soy muy buena con las armas de mano, y él dice que usted lo es. Mencionó que el arma era de un tipo no muy común hoy en día. Sólo pensé que sería una buena idea, si no le importa.
Bond con fuerza y moviendo las firmes expertas manos, incluso tratándola con cariño, seguía en silencio la rutina de desmontar el arma.
-Bueno, ¿verdad?- Q'ute preguntó.
-¿Lo qué?
-Si le importa que mire.
-No, en absoluto.- Miró a la chica, cuya cara bonita, detrás de las gafas grandes permaneció impasible.
-Siempre la mejor manera de manejar las armas es con cuidado y delicadeza,- sonrió, los movimientos de sus manos sobre el mecanismo se hizo cada vez más erótico.
-Con cuidado, por supuesto,- la voz Q'ute tenía una ligero sarcasmo. -Ahora repetirá, como un loro, del manual de capacitación de servicio, "las armas de toda clase deben ser tratadas con gran cuidado y respeto." ¿No lo queda un poco lejos, Comandante Bond?
Al infierno, pensó. Q'ute era un buen apodo para ella. Bond fué aún más lento con los movimientos de sus manos, permitiendo que el proceso de desmontar fuera más evidente a medida que en voz baja repitió las instrucciones:
-Agarre la cabeza de la guía del muelle recuperador y empuje hacia el hocico para liberar la cabeza de la guía del cañón. Sacar el barril desde el final de las nalgas. Eliminar las existencias, que da acceso a la cerrajeria. Desmontar el conjunto de corredera, comenzando con el percutor y continuar normalmente ...
-Oh, vamos Comandante Bond. Yo sé algo acerca de las armas. De todos modos, nadie cree en todas esas cosas sobre las armas que son símbolos fálicos.- Ella sacudió la cabeza, dando una risita. Yo no voy en esos libros de bolsillo con fotos de chicas sentadas en armas grandes, o incluso a caballo.
-¿Qué es lo que viene a continuación, Q'ute?- Bond rió entre dientes.
-Mi nombre es Ann Reilly, -le espetó ella, -no ese maldito apodo tonto que todos usan por aquí.- Ella lo miró, fijamente a los ojos un total de veinte segundos. Ella no sonrió. -Estoy más interesada en la forma en que funciona automáticamente, por qué la elegiste y cómo consiguió la marca blanca en la mano.
Bond levantó la vista bruscamente, sus ojos de perdieron su sentido del humor y se volvieron gélidos de una manera que casi asustan a Q'ute.
-Alguien trató de ser inteligente hace mucho tiempo-, dijo lentamente. En el fondo de su mente, recordó, con bastante claridad, todas las circunstancias que le habían conducido a la cirugía plástica, lo que se mostraba ahora sólo como una mancha blanca, fué la letra cirílica Ш para formar SH. Había sido grabada en la parte posterior de su mano en un intento de SMERSH en reconocerlo como un espía (2). Fue hace mucho tiempo y muy lejos, pero claro como si hubiera sido ayer. Se detectó una ruptura en la actitud en guardia de Q'ute. Hace mucho tiempo, pensó: el negocio con Le Chiffre en Royale-les-Eaux y una mujer llamada Vesper, más o menos de la misma edad que la chica que se sienta en la mesa de trabajo, mostrando sus rodillas y con las pantorrillas bien formadas, que yacía muerta de una sobredosis y su cuerpo bajo las sábanas, como una efigie de piedra de una tumba.
La frialdad de Bond se desvaneció. Sonrió a Q'ute, de nuevo mirando hacia su mano. -Un pequeño accidente, un descuido de mi parte. Necesitaba un poco de cirugía, eso es todo.- Luego regresó a la eliminación de la grasa de la Browning. Todos los pensamientos de coquetear con el Poder Ejecutivo de Q llamada Ann Reilly se había ido. Era relativamente joven y todavía estaba aprendiendo los caminos del mundo secreto, a pesar de su eficiencia en electrónica, pensó.
Como para romper el estado de ánimo, le preguntó, en voz baja, -¿Qué se siente matar a alguien? Dicen que ha tenido que matar a mucha gente durante su estancia en el Servicio.
-Entonces, no debería preguntar tanto.- Era el turno de Bond y volvió a montar el arma. -La necesidad de conocer no forma parte de sus funciones en el Servicio. Usted, de todas las personas, debe saber que es mejor no hacer preguntas como esas.
-Pero yo quiero saber.- Más tranquila, pero mostrando la terquedad que Bond había detectado en sus ojos antes. -Después de todo, me ocupo de algunos de los más importantes artilugios con los que se equipan los agentes. Usted también debe saber que la muerte sea en secreto, no detectable. La gente muere en este negocio y debo saber sobre el producto final.Bond completó el montaje, corrió el mecanismo de ida y vuelta un par de veces y luego cogió una de las cajas que contienen munición para la Browning 9 mm que son capaces de agujerear un pedazo de tabla de pino de cinco pulgadas a seis metros.
En cuanto a la municón era delgada, pensó en su propósito letal, y lo que cada una de las pequeñas balas con camisa de metal dentro haría a un hombre o una mujer. Sí, pensó, Q'ute-Ann Reilly tenía derecho a saber.
-Deme una mano,- asintió con la cabeza hacia una caja en la mesa de trabajo. -Traiga un par de cargadores de repuesto. Tenemos que probar este juguete y entonces el trabajo se terminó por esta noche.
Ella repitió la pregunta. -¿Qué se siente al matar a una persona?


(1) Ver Agente 007 contra el Dr. No (Terece Young, 1962)
(2) Ver Casino Royale de Ian Fleming
James Bond will return.

Comentarios